Este es el segundo de una serie de artículos que publicaremos esta semana con las notas de campo de la misión que el International Press Institute (IPI) y la Plataforma en Defensa de Libertad de Información (PDLI) llevamos a cabo esta semana (23-27 de abril) en España para explorar la incidencia de los ataques online contra periodistas y las estrategias que aplican los medios de información.

Anotaciones del segundo día:

Un tipo de acoso digital especialmente dañino es cuando el acosador focaliza toda su atención contra un periodista objeto. Se trata de una forma de violencia psicológica cuyos comentarios están tipificados por ley como delito y requieren de la intervención policial. En estos casos, es imprescindible contar con la colaboración de las redes sociales para que puedan rastrear al supuesto acosador.

La difusión de casos de acoso digital, tanto dentro de las redacciones como con una cobertura informativa adecuada, contribuiría a incrementar la sensibilización social del fenómeno y que deje de ser percibido por las periodistas como un problema propio e individual.

En este sentido, los Consejos de Redacción (órganos formados por periodistas que elevan propuestas y críticas a la dirección del medio) pueden desarrollar un papel relevante en la prevención e implementación de soluciones dentro de las propias redacciones. Su papel de enlace entre periodistas y dirección puede acelerar la activación de protocolos de protección.

En casos de polarización política (como el proceso catalán), el acoso contra los periodistas se produce por motivos ideológicos. Incluso cuando el debate pivota alrededor de la política, la diferencia de género se reproduce de nuevo: en el caso de mujeres periodistas, al reproche político se añaden comentarios despectivos o vejatorios de carácter sexual.

A pesar de que el asesoramiento a periodistas objeto de acoso corre a cuenta, a menudo, de los equipos de gestión de redes sociales, una excesiva tutela se puede percibir por parte de los periodistas cómo una injerencia en su autonomía como profesionales. Es por ello que las pautas de prevención se deberían enfocar, exclusivamente, en informar sobre dichos protocolos y dejar a los periodistas con la libertad para utilizarlos o no.

Cuando se produce hostigamiento por razones políticas o ideológicas, los políticos juegan en ocasiones un papel clave como precursores, de forma voluntaria o no, de ataques masivos contra periodistas.

Otros arículos en esta serie:

Abuso online contra mujeres periodistas en España: ninguneo, machismo y coacción